24 de agosto de 2007
Yan Kem Po
18 de agosto de 2007
Por el Perú (y las historias que quisiera contar a mis nietos)
A las 6 de la mañana de hoy día pude al fin ver a Perú jugar un mundial al que clasificó sin haberlo organizado, es más creo que nunca vi a ninguna selección peruana jugar como la Sub-17 lo hizo ahora. Marcaban bien, no regalaban la pelota, podían completar más de 3 pases seguidos (sino acordémonos del Perú – Bolivia de la última Copa América), no les dio miedo ganar y darnos una alegría en esta semana de desastre para el país.
El hecho de que sea Sub-17, al menos a mí, no me va a quitar el recuerdo de haber visto a mi selección ganar en un mundial por el simple hecho de que soy muy chibolo para haber gozado con Cubillas, Cueto y los nombres que todos añoramos. Curiosamente un profesor me preguntó ayer si creía realmente en la selección luego de haberme visto usando una chompa bastante futbolera con los colores peruanos, a seguir tuve que admitir esa penosa enfermedad que es ser hincha del fútbol peruano, no sin comentarle al curioso docente que si tenía fe en los “Jotitas”.
Y así, después de diez años (cuando casi clasificamos a Francia 98) puedo estar tranquilo al saber que, al menos por dos semanas más, no veré jugar mal a Perú; puedo asegurarme una historia que contar a mis nietos, en caso los tenga, tal como mi abuelo me contaba a mí sobre las época doradas de la pelota peruana.
Del partido de hoy día me quedó con tres instantes que dudo mucho que olvide así me dé Alzheimer: el gol de Alonso Bazalar y la celebración gritándole al mundo que cuando queremos, podemos; los bailes que metió Reimond Manco a los coreanos rompe piernas en los últimos diez minutos mostrando que aunque pobres somos felices. Y la última: el chato Irven Ávila tendido en el piso, para pararse luego de un par de minutos, cuando el árbitro tocó el final; nada más explicativo que justo en estos momentos de desgracia para el país siempre nos levantaremos.
13 de agosto de 2007
Al fin...vacaciones
Ahora sí, después de todas las prorrogas dadas, vienen al caso unas vacaciones geniales, justo lo que necesitaba después de un ciclo demasiado fregado, al fin tuve el tiempo libre que necesitaba para sacarme de la cabeza toda la basura que tenía. Y que mejor lugar que la ciudad que le dio al Perú su único campeón internacional de fútbol (Cienciano), el ombligo del mundo, la capital del imperio o nueva maravilla mundial; llámenla como quieran, para mí será siempre mi Cusquito lindo.
Por el momento, dejo otro par de fotos para deleitarse la vista unos segundos; en el siguiente post la primera parte de la Paucartambo, la Mamacha y su fiesta.
La Plaza de Armas desde
la plazuela del Almirante