24 de junio de 2007

Metete al metiche

La entrada inaugural se basa en algo que me pasó hace poco, y que nos pasa a muchos día a día. Por cierto espero que disfruten del blog nuevo.

¿Cuál es la necesidad que tenemos los seres humanos de meternos en la vida ajena? Pienso que a menos que uno no pregunte algo sobre alguien, el resto del mundo debería quedarse callado. ¿Cuántas cosas no andan fregadas en nuestro alrededor por la metichería? Lo que resulta aún peor es el típico caso del metiche incapaz de manejar su propia vida, y que de paso habla pestes de otras personas, reventándoles no sólo las pelotas, sino todo lo que éstas pueden querer y que les costó trabajo conseguir. ¿No tienen nada mejor que hacer, o su propia decepción los lleva a ver la paja en el ojo ajeno?

Lo más lógico es que si aparece un dilema se pida un consejo, pero lamentablemente para mucha gente ese consejo da rienda suelta a la Magaly que llevan dentro. No sólo te hurgan en busca de cualquier falla potencial que les permita tirarte en cara tus propios errores (de los que ya uno se ha dado cuenta, sino ¿por qué diablos les pedirías una mano?), de yapa, y aprovechando el momento de vulnerabilidad, se las ingenian para hablar lo que les venga en gana de cuanto incauto se haya cruzado en su camino y no les haya sido de su total agrado.

Personalmente me llega altamente lo que la gente diga o no de mí, son contadas las personas cuyas opiniones sobre mí me importan. A todos los metiches descritos en los párrafos anteriores, les recomiendo que se preocupen por ver cómo anda su propia vida antes que la ajena y que sus opiniones sobre otras personas, a menos que se las pidan, se las guarden, así se evitan joderle la vida al resto. Y a título totalmente personal les digo que se pueden al mismísima porque ya tengo la vida suficientemente complicada, igual que todos, como para que tres pelagatos vengan a decirme como resolver mis problemas.

(Nota: si alguien se ofende por este post, lo siento. Reconozco que todos somos hasta cierto punto metiches, pero no todos nos empeñamos en hacer daño a quien no nos caiga en gracia)