29 de junio de 2008

Para ella

Hace poco estuve en Lima para hacer unos trámites y aproveché para juntarme con mis patas del colegio. Entre la cantidad industrial de sandeces que hablábamos por minuto se coló el tema de las relaciones - a todo esto la mayoría de mis amigos están felizmente emparejados y a veces no puedo sentir algo de sana envidia por ellos – y no pude evitar recordar que hace más de seis meses estoy solo por decisión propia y que hace tiempo debía un post sobre ella. No sé si lo hago como ejercicio de catarsis o simplemente por todo lo que le debo.

Nuestra historia fue hasta cierto punto idílica y totalmente inesperada, nunca pensé encontrarme alguien así y mucho menos de esa manera, y sigo creyendo que esa noche fue la única en que agradecí dejar el celular prendido y de hecho contestarlo. Y no puedo negarlo, desde el primer momento me encantó: una mezcla de inocencia y madurez que se ve muy de vez en cuando, ese “je ne se pas” que hasta el día de hoy no logró descifrar y, tengo que admitirlo, me sigue encantando.

Podría seguir enumerando una por una las razones por las cuales me encantó y decidí empezar una relación con ella pero tendría que abrir un blog aparte para eso. Lo que si puede entrar en este espacio es que después de más de dos años a su lado aprendí a realmente a amar, a necesitar y a extrañar a alguien. Es difícil afirmar algo así en esta época en que la palabra “amor” está sobrevaluada y malentendida: todos la usan a discreción sin saber lo que significa y mucho menos lo que implica.

Discusiones semánticas aparte, en retrospectiva no hay nada de lo que me arrepienta más que de mis propias metidas de pata y el daño que en algún momento le pude causar, que terminó rebotándome y que ninguno de los dos merecía.

Ahora ya no estoy con ella por pero todavía la quiero y bastante, se me ha hecho casi imposible no cruzarla en mi mente en algún momento del día casi a diario. Y por estos tiempos en que mi viaje de conquista al otro lado del Atlántico (ver post) se acerca cada vez más, la añoranza por nuestros mejores tiempos y por ella ha crecido exponencialmente. Me imagino que el tiempo y la distancia se encargarán de terminar mi limpieza emocional, es algo que me alivia pero hasta cierto punto me aterra.

De lo que estoy seguro es que ella siempre tendrá un espacio en mis emociones, que de una u otra forma la seguiré queriendo, no sólo por nuestra extensa relación, sino por quien es y por el giro de 180° que marcó en mi vida, por todo lo que me enseñó, porque me dejó entrar en su vida, porque sacó lo mejor de mí.

Este post es para ti y por ti China, para nadie más.

3 comentarios:

Renato Neira Ladrón de Guevara dijo...

si es solo pa la China no puedo cometar???, bueno igual me parece honorable de tu parte (Mistel Glingo San) que sepas agradecer por algo que alguna vez fue y ahora no esta más.

Mo dijo...

:) tu amiga la china debe ser bieeeeen bakn! jaja
pd.- abres mi bolsita de azúcar? jaja

Oscar dijo...

Wow gringo!! nunca espere verte asi, me alegro por ti, tienes sentimientos jeje. Y no t preocupes el tiempo siempre se encarga de la "limpieza emocional" como dices, recuerda mi viaje a San Francisco donde terminó la historia.