30 de octubre de 2008

¿Tienes miedo?

Hasta hoy día terrorismo no era para mí más que un recuerdo borroso de las conversaciones de los mayores cuando no pasaba de los cinco años. Era un concepto, una forma de actuar encubierta en ideologías con el único fin de crear pánico constante en el resto de la gente. Sólo implicaba Comisiones de la Verdad y “Ojos que lloran”, discusiones bizantinas y una llaga en la historia que aún no se cierra.

Un Peugeot blanco me lo ha presentado formalmente, y con su peor rostro. Buscaba una masacre, un baño de sangre pagado por la intransigencia. No lo logró, pero sí cumplió su fin último: causar miedo, dejar el pensamiento que se pudo estar en el momento y lugar equivocados, que la gente se quede con la idea que cualquiera de ellos pudo no tener tanta suerte.

No mató, pero si creó confusión y pánico. Originó llantos, desmayos y dudas. Hizo que la desesperación ganara sobre el tiemple, logró que las sonrisas y los sueños desaparezcan. Aniquiló la esperanza y sembró el desamparo.

Los titulares de mañana no lamentarán ninguna pérdida, no se hablará de funerales, homenajes y entierros. Pero para los que estuvimos ahí no terminará en una hoja de papel, cualquiera de los que estuvo en el campus de la UNAV hoy día seguirá pensando que pudo haber sido su paso final, o la última vez que se vería en el espejo tal como es.

No me pasó nada, pero en las últimas dos horas no he podido evitar pensar que pudo ser peor, lejos de casa en una mañana de lluvia. Se me cruzó la cabeza que pude haber dado mi último paso. Hoy conocí el miedo y el terror.

Incendio tras la explosión (El País)


Vista desde la Facultad de Comunicación (El Mundo)

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