3 de julio de 2007

Robotech o Transformers: no importa la inteligencia artificial está con nosotros

La inteligencia artificial ha llegado, pero lamentablemente no es el adorable robotcito que todos esperábamos para que nos arregle el cuarto y nos brinde compañía incondicional. En vez de seres de metal, tenemos a personas que operan de manera bastante similar a los lindos autómatas que crean los japoneses día a día.

No piensen mal, no estamos sufriendo ninguna invasión, ni mucho menos. Esta IA (o como quieran llamarla) se da de forma individual: es gente que lo único que desea es romperse la cabeza con conocimientos que sólo les ayuden a pasar un examen y sobresalir en la universidad. La consecuencia de esto: no conocen nada más que la biblioteca y las separatas, su mejor amigo no es un balón, sino su cuaderno y cualquier tipo de vicio o gusto que no sea intelectual está prohibido.

Ojo, no está mal el querer saber más y cultivarse mentalmente, sobre todo en estos tiempos, pero estudiar 30 horas a la semana o pedir al profesor que tome más material en el examen me parece una exageración. Tampoco se trata de defender el mínimo esfuerzo, sin embargo, ¿cuál es el punto de quedarse encerrado toda la tarde en la biblioteca sólo porque si? ¿No hay acaso cosas que ver o hacer que también ayuden a que uno conozca más? ¿Dónde queda socializar o conocer más gente?

La única fuente de conocimiento no está en los libros, una mucho más útil se da en el mundo del día a día y en las personas que nos rodean. No por nada el diablo sabe más por viejo que por diablo. Sin embargo, por lo general se reconoce al “comelibros”, al robot que se sabe todas las teorías, pero que lamentablemente no las puede, o no las sabe, aplicar; de ahí que pongan el grito en el cielo si el profesor le da más peso a un trabajo a una pregunta práctica.

Después de tres años de universidad sigo sin entender el por qué de encerrarse en los libros y negarse a conocer lo que está a la vuelta de la esquina. No le veo la necesidad a quedarme metido en mi cuarto todo el día leyendo, cuando puedo irme al cine o a algún museo. No creo que el tomarme una cerveza, o varias, y fumarme un eventual puchito me haga menos inteligente, menos aún el querer conocer lo que está a mi alrededor.

Pienso que una buena conversación me puede ser mucho más útil que aprenderme de paporreta una separata, no considero pérdida de tiempo irme un par de horas al Mega a disfrutar un momento de relax con mis amigos, tampoco menosprecio ni miro mal a nadie que sepa más, o que obtenga mejores resultados que yo… ¿mañana me puede tocar a mí no?

En resumen: No quiero ser un robot, y ¿ustedes?

1 comentario:

Anónimo dijo...

la universidad está plagada de robots waiki, lo más lamentable es que algunas es que algunos profesores los idoatran por chancones... algunos preferimos conservar la integridad.

morris